Aunque parezca muy novedosa, la impresión 3D es relativamente antigua. Dio sus primeros pasos en la década de 1980 y ha ido madurando hasta florecer en estos últimos años. Es una herramienta idónea para restaurar zonas devastadas por desastres naturales y barrios marginales.
La construcción 3D frente a los métodos tradicionales puede reducir hasta un 35 % los costes en producción de una vivienda, tanto de tiempo como de mano de obra. Otra gran baza es la sostenible: reducción de residuos y de la energía asociada al transporte, mientras que en la construcción tradicional hay mucho material sobrante, “con la impresión 3D no se requieren moldes y se optimiza la cantidad de material necesario, así que se pueden crear estructuras mucho más ligeras, y edificios más eficientes y orgánicos que se ajusten mejor a sus propósitos.
Además, la impresión 3D puede ayudar a los más necesitados, más allá del lujo de disponer de un segundo domicilio, todas estas ventajas indicen de forma directa en quienes más necesitan un hogar. “Puede ser realmente útil para reconstruir áreas después de un conflicto, restaurar edificios y mejorar barrios marginales”, también se han desarrollado unos drones capaces de imprimir en 3D mientras vuelan, que podrían ser enviados a zonas peligrosas después de un terremoto o una inundación.
Fuente: Technologyreview
Universidad Internacional Uninter
Licenciatura en Animación y Diseño Digital