Impacto psicológico del distanciamiento físico #Bienestar #Uninter

Distanciamiento: Desde el momento en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara el estado de pandemia por COVID-19, se establecieron una serie de medidas preventivas a nivel mundial. Una de ellas es el distanciamiento físico, que se caracteriza por mantener una separación de al menos un metro y medio entre personas.

De igual manera, se recomienda permanecer en el hogar y evitar el contacto físico innecesario. En consecuencia, los centros de aglomeración social como bares, restaurantes, teatros y cines, entre otros, deberían mantenerse cerrados.

“El aislamiento, el distanciamiento físico, el cierre de escuelas y lugares de trabajo, son desafíos que nos afectan, y es natural sentir estrés, ansiedad, miedo y soledad en estos momentos”, subrayó al respecto en una rueda de prensa el jefe de la OMS para Europa, Hans Kluge.

Distanciamiento

¿Cómo afecta psicológicamente?

El contexto social que vivimos actualmente produce efectos psicológicos que afectan nuestro estado anímico-emocional, debido al inminente temor de padecer o contraer la enfermedad. En consecuencia, nuestra salud mental está expuesta a un estrés constante y prolongado, el cual deriva en varias consecuencias.

Siguiendo esta línea, el distanciamiento social ha generado cambios en la emotividad, como por ejemplo, temor, angustia, pesimismo, irritación, tristeza, nerviosismo, agobio ante actividades, dificultad en la toma de decisiones y concentración, entre otros. Esto, a su vez, ha incrementado cambios conductuales como el excesivo consumo de alcohol, tabaco, medicamentos y psicofármacos.

Ante la presencia del COVID-19 uno de los sentidos más limitado es el tacto, debido a la incapacidad de poder saludar, acariciar, abrazar, etc. Desde entonces, el distanciamiento físico es predominante, inclusive en los términos de aislamiento y cuarentena.

De modo que sus efectos derivan en la necesidad de poder ver presencialmente a un ser querido, para reconfortarse ante la tristeza, dolor, angustia e incertidumbre que ha provocado la pandemia.

El tacto afectivo es importante para nuestra comunicación en el momento de generar vínculos y relaciones sociales, además posee la capacidad de transmitir nuestras emociones.

Bien sabemos que hay estudios que demuestran mediante la activación de áreas cerebrales, que lo social y emocional están directamente relacionados.

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Deficiencias cerebrales del distanciamiento físico

El déficit de contacto físico-afectivo presenta dificultades neurológicas que impactan en nuestra corteza prefrontal, área principal del procesamiento racional-cognitivo. Esta área, en conjunto con la estructura neocórtex, modulan las funciones ejecutivas en virtud de las percepciones sociales de un evento determinado.

El distanciamiento físico ocasiona distorsión en el tamaño de áreas cerebrales implicadas en el cerebro social. Estas corresponden al sistema límbico, destacando a la amígdala como una de sus estructuras principales, en conjunto con el núcleo accumbens, involucrado en nuestro sistema de recompensas.

Tal efecto nocivo es resultado de determinantes carencias de interacción social, las cuales pueden ser atribuidas a la escasa comunicación con amigos, familiares y seres queridos, produciendo aún más la soledad en la vida cotidiana.

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Asimismo, el distanciamiento social eleva sentimientos de soledad, lo que tiene efectos en la eficiencia del cerebro como también en los mecanismos neuronales.

Por otra parte, el distanciamiento social también genera perjudiciales efectos en nuestra memoria. Esto puede precipitar la aparición de demencias neurodegenerativas como el alzhéimer.

¿De qué manera afecta al sistema inmunológico?

La pandemia por COVID-19 ha destacado la importancia de nuestro funcionamiento inmunológico. Esto se debe a la capacidad defensiva que tiene ante agentes invasores, tales como infecciones, bacterias y virus. Y es que, el sistema inmunológico es el principal agente para combatir enfermedades.

Uno de los factores que más afecta el bienestar de nuestras defensas es la soledad proveniente del distanciamiento físico. La cual, por medios de investigaciones clínicas, se ha demostrado que un deterioro en la respuesta inmunológica ante los elevados niveles de fibrinógeno. Esta sustancia tiene una función importante en la coagulación de la sangre, especialmente en la cicatrización y reparación de tejidos, inclusive ante complejidades en los vasos sanguíneos.

Del mismo modo, la carencia de tacto eleva los niveles de cortisol en nuestro organismo. En presencia de esta hormona del estrés, se ocasiona un déficit en nuestro sistema inmunológico, produciendo una mayor susceptibilidad ante las enfermedades.

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Recomendaciones para sobrellevarlo

Es sumamente necesario relevar nuestra salud mental y física ante el contexto actual. Por ello, las siguientes recomendaciones ayudan y fortalecen nuestro bienestar individual y social:

  • Comunicación con el entorno: Los medios digitales son una fuente sustancial para mantener la interacción social. Por lo tanto, es importante mantener redes de apoyo ya sea de manera verbal o escrita.
  • Dar espacio al ocio: Realizar actividades recreativas para lograr una mayor satisfacción personal.
  • Planificar una rutina: En la medida de lo posible, conserva una rutina en la cual se pueda establecer un horario con las actividades diarias.
  • Fomentar la empatía: Brindar apoyo a quienes lo necesitan puede ser una experiencia gratificante.
  • Realizar actividad física: Nos brinda bienestar físico, psicológico y cerebral, ya que reduce los niveles de cortisol, entre otros beneficios.
  • Incorporar la resiliencia: Esto permite desarrollar nuestra capacidad de enfrentar y superar una adversidad. Potencia y fortalece la creatividad, vínculos sociales y autoestima, entre otros.
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Fuente: NeuroClass

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