Redes sociales: ¿Cómo influyen en el bienestar psicológico de los jóvenes? #Bienestar #Uninter

Redes: El uso continuo o excesivo de redes sociales y pantallas, ¿tiene algún efecto en el bienestar y salud mental de las personas? Varios estudios han encontrado que este tipo de uso de las redes sociales se asocia con un bienestar más bajo, mayores niveles de estrés y síntomas de depresión y ansiedad.

Vivimos en una realidad en la que el uso de medios digitales son parte de nuestro día a día. Un contexto en el que, la mayoría de los adolescentes, prefiere comunicarse a través de sus móviles que teniendo encuentros cara a cara. Por ello, se conforma un escenario en el que se ve la necesidad de republicar el contenido de terceros para sentirse parte del grupo.

¿Qué son las redes sociales?

Las redes sociales, en el mundo virtual, son sitios y aplicaciones que operan en niveles diversos – como el profesional, de relación, entre otros – pero siempre permitiendo el intercambio de información entre personas y/o empresas.

Cuando hablamos de red social, lo que viene a la mente en primer lugar son sitios como Facebook, Twitter y LinkedIn o aplicaciones como Snapchat e Instagram, típicos de la actualidad. Pero la idea, sin embargo, es mucho más antigua: en la sociología, por ejemplo, el concepto de red social se utiliza para analizar interacciones entre individuos, grupos, organizaciones o hasta sociedades enteras desde el final del siglo XIX.

En Internet, las redes sociales han suscitado discusiones como la de falta de privacidad, pero también han servido como medio de convocatoria para manifestaciones públicas en protestas. Estas plataformas crearon, también, una nueva forma de relación entre empresas y clientes, abriendo caminos tanto para la interacción, como para el anuncio de productos o servicios.

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¿Por qué nos enganchan las redes sociales?

Las redes sociales enganchan… y mucho. Hay una serie de factores que pueden incidir en el uso inadecuado de estas, veamos algunos. En primer lugar, la necesidad de socializar es algo normal y sano, sin embargo, en ocasiones puede ir en nuestra contra.

Un ejemplo de ello es el “miedo a perderse algo” que se encuentre circulando en las redes. De hecho, este fenómeno denominado como “FOMO” (Fear Of Missing Out, por sus siglas en inglés) está  relacionado con la necesidad de estar conectado a las redes sociales para actualizar contenido y que el usuario no pase desapercibido. En consecuencia, esta conducta genera un comportamiento compulsivo de conectarse frecuentemente a las redes sociales.

Otro punto de enganche que se puede crear está relacionado a la creación de una vida paralela. Es decir, a la posibilidad de ser “otra persona” a través de una red social, proyectar una imagen que se asemeje más a lo que “nos gustaría ser” y que muestre una vida atractiva y popular. Sumado a todo lo mencionado, no podemos olvidar aquellos factores propios de la red social.

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Un ejemplo claro son los “me gusta” o “likes”, comentarios y reposteos que pueden llegar a generar una sensación de felicidad y de pertenencia a un grupo (aunque sea de forma temporal).

Relación entre en uso de redes sociales y el bienestar psicológico

Se entiende por bienestar psicológico al desarrollo de capacidades y crecimiento personal, donde la persona muestra prácticas saludables y un funcionamiento efectivo. En consecuencia, esto genera un sentimiento positivo con respecto a la apariencia física, la inteligencia o el aspecto económico.

En varias investigaciones se ha estudiado la relación que existe entre el uso de redes sociales y el bienestar psicológico. Se ha encontrado que los adolescentes y adultos jóvenes que invierten mucho tiempo usando medios digitales reportan un bienestar psicológico inferior. En consecuencias, se producen mayores niveles de estrés y de problemas psicológicos, una satisfacción de vida inferior, menor sensación de felicidad, más sentimientos de soledad y mayor aislamiento social.

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Asimismo, se ha encontrado más síntomas depresivos y los diagnósticos de ansiedad y depresión han aumentado. Según la profesora de psicología, Jean Twenge (2017), los adolescentes y adultos jóvenes están en primera línea de la peor crisis de salud mental con una mayor tasa de depresión en adolescentes y riesgo suicida que ha aumentado exponencialmente desde el 2011.

Se ha estipulado que 5 o más horas diarias frente a las pantallas genera en niños y adolescentes menor curiosidad y autocontrol, mayor dificultad para hacer amigos, más distracción, menos estabilidad emocional, inhabilidad para finalizar las tareas y mayor probabilidad de intentos suicidas.

Posibles causas de un menor bienestar psicológico

En un intento por encontrar las posibles causas de este menor bienestar psicológico, varios estudios han encontrado que el uso de medios digitales y redes sociales puede quitar tiempo que podríamos emplear para realizar otras actividades más beneficiosas, tanto para la felicidad como para la salud mental. Por ejemplo: interacción cara a cara, ejercicio, lectura y tiempo fuera de casa.

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Por otro lado, la luz azul emitida por los dispositivos electrónicos interfiere con la producción de melatonina, la hormona del sueño. En consecuencia, se produce un sueño más corto y de peor calidad lo cual es un riesgo para el bienestar, pudiendo causar ansiedad y/o depresión. Con esto, también se ha encontrado que uno de los efectos directos de los medios digitales es el ciberacoso, un factor significativo para la depresión.

Algunos estudios han encontrado que la presencia de móviles en situaciones sociales reduce el placer y gozo de estas actividades y experiencias. Y es que, no es lo mismo disfrutar el momento siendo totalmente conscientes y estando presentes, que vivirlo a través de la pantalla. Al tener el móvil, por ejemplo, el disfrute del momento queda de lado y es desplazado por querer mostrar al mundo un vídeo “perfecto” o una foto con ciertas características para conseguir el mayor número de “likes”.

No cabe duda, el uso excesivo de pantallas y redes sociales puede tener un efecto devastador en nuestro bienestar si no tenemos un buen control del tiempo que empleamos en las mismas y de cómo las usamos interactuando con el mundo.

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Moderar el uso de las redes sociales produce efectos positivos

Se ha encontrado en varios estudios que limitar el uso de redes sociales a 10-20 minutos diarios, influye significativamente en la disminución de síntomas depresivos y de soledad. De la misma manera, tiene efectos positivos en el bienestar subjetivo y en la promoción de un estilo de vida más saludable. Se ha demostrado que después de 4 semanas teniendo un uso limitado, se reduce el “miedo a perderse algo” y la ansiedad.

Algunas redes sociales como Instagram o Youtube ya cuentan con alertas para ayudarnos a limitar su uso. Y es que, buscar alternativas de ocio no digitales permite reforzar las relaciones interpersonales cara a cara, conectar más con nosotros mismos y nuestras emociones. Por último, pero no menos importante, resaltar el rol de los padres y educadores para guiar en el uso responsable de las redes sociales es fundamental.

Fuente: RDstation

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