Trastorno dismórfico corporal #Bienestar #Uninter

Trastorno: El trastorno dismórfico corporal comienza habitualmente en la adolescencia y puede ser algo más frecuente entre las mujeres. En un momento dado, alrededor del 1,7 a 2,9% de las personas padece el trastorno.

¿Qué es el Trastorno Dismórfico Corporal?

El trastorno dismórfico corporal se caracteriza por la preocupación de 1 o más defectos percibidos en la apariencia física los cuales no son evidentes o son levemente visibles a otras personas. La preocupación por la apariencia debe provocar una angustia clínica significativa o un deterioro en el desempeño social, laboral, académico, o de otros aspectos funcionales.

En ciertos momentos durante el trastorno, los pacientes despliegan conductas repetitivas y excesivas (por ej., mirarse mucho al espejo, comparar su apariencia con la de otras personas) en respuesta a su preocupación por la apariencia. 

Trastorno

Las personas que padecen Dismorfofobia viven en un estado de gran ansiedad y angustia. A partir de la percepción distorsionada de su cuerpo, se genera una forma incorrecta e irracional de pensamiento y una rumiación constante, y en consecuencia aparecen comportamientos que crean conflictos en la pareja, la familia o en el trabajo, y que también producen conductas de elevado riesgo, como acudir a una cirugía, en ocasiones muy radical y agresiva, reiteradas veces, para resolver un defecto que sólo está en su percepción, en su procesamiento cognitivo.

¿Cómo afecta?

Cómo hemos explicado, la persona que tiene una Dismorfofobia o Síndrome Dismórfico cree de manera exagerada que tiene uno o más defectos o imperfecciones en su aspecto físico. Esta creencia sobre su imagen se expresa con una gran preocupación, una obsesión que genera angustia y malestar. La persona puede llegar a aislarse socialmente, evitando así que los demás vean sus “defectos”.

El Trastorno Dismórfico Corporal lo sufren tanto hombres como mujeres. Las preocupaciones más frecuentes son defectos de la cara (nariz –que según los estudios ocupa el 45% de los casos, dientes, arrugas, pelo…), defectos del cuerpo (abdomen, nalgas…) y olores corporales.

Trastorno

Una variante del Trastorno Dismórfico es la Vigorexia o Dismorfia Muscular que se caracteriza por la obsesión por obtener un cuerpo hipermusculado, lo que conduce a estas personas —principalmente hombres— a pasar horas en el gimnasio y a consumir hormonas y anabolizantes esteroides para aumentar la masa muscular.

Síntomas

  • La preocupación excesiva por los defectos e imperfecciones percibidos de algún o algunos aspectos de la cara, el cuerpo y/o de olores corporales.
  • Esos “defectos” no son observables por los demás o parecen no tener la importancia que la persona les otorga.
  • Se suelen realizar comportamientos repetitivos tales como mirarse mucho al espejo, cambiarse muchas veces de ropa antes de salir, buscar información en internet sobre cómo remediar el “defecto” o comparar su aspecto con el de otros u otras.
  • Se utilizan gran variedad de productos de belleza, cremas, maquillajes, etc.
  • Hay una tendencia a peregrinar por médicos especialistas como cirujanos, dermatólogos… para buscar una solución al “defecto” o a la “imperfección”.
  • Se incrementa la actividad física y nunca es suficiente.
Trastorno

Tratamiento

En el tratamiento para el trastorno dismórfico corporal se suele combinar terapia cognitiva conductual con medicamentos.

La terapia cognitivo-conductual que se centra en:

  • Ayudarte a aprender cómo los pensamientos negativos, las reacciones emocionales y las conductas mantienen los problemas a través del tiempo
  • Desafiar los pensamientos negativos automáticos sobre la imagen corporal y aprender maneras más flexibles de pensar
  • Aprender maneras alternativas de manejar los impulsos o rituales para ayudar a reducir la revisión en el espejo o la búsqueda de tranquilidad

Internación:

En algunos casos, los síntomas del trastorno dismórfico corporal pueden ser tan graves como para que sea necesaria una internación psiquiátrica. Por lo general, esto se recomienda solamente cuando no puedes mantener el ritmo de tus responsabilidades cotidianas o cuando estás en riesgo inminente de hacerte daño.

Fuente: Área Humana

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