Trata: El insomnio puede deberse a una dificultad para quedarse dormido (insomnio inicial), a una dificultad para permanecer dormido durante la noche (insomnio medio) y a una dificultad de no despertarse muy temprano (insomnio terminal).
Para que pueda diagnosticarse este trastorno, estos síntomas deben estar presentes al menos tres noches de la semana y la dificultad para dormir al menos una vez al mes.
¿Qué es insomnio?
es un trastorno del sueño frecuente que puede causar dificultad para conciliar el sueño (quedarse dormido) o mantenerlo, o puede hacer que te despiertes demasiado temprano y no puedas volver a dormirte. Es posible que sigas sintiéndote cansado cuando te despiertes. El insomnio no solo puede minar tu energía y estado de ánimo, sino que también puede afectar tu salud, desempeño laboral y calidad de vida.
En algún punto, muchos adultos experimentan insomnio a corto plazo (agudo), que dura unos días o algunas semanas. Por lo general, se debe a estrés o a un acontecimiento traumático. Pero algunas personas sufren insomnio a largo plazo (crónico) que dura un mes o más. El insomnio puede ser el problema principal o puede estar asociado a otras afecciones o a medicamentos.
Causas del insomnio
- Estrés. Las preocupaciones relacionadas con el trabajo, la escuela, la salud, las finanzas o la familia pueden mantener la mente en actividad durante la noche, lo que dificulta el sueño.
- Viajes u horarios de trabajo. Los ritmos circadianos actúan como un reloj interno y regulan el ciclo circadiano, el metabolismo y la temperatura corporal.
- Malos hábitos de sueño. Los malos hábitos de sueño incluyen los horarios irregulares de acostarse, las siestas, las actividades estimulantes antes de acostarse, un entorno de sueño incómodo y el uso de la cama para trabajar, comer o mirar televisión.
- Alimentación en exceso en la noche. Está bien ingerir un tentempié liviano antes de acostarse, pero comer en exceso puede causarte molestias físicas cuando estás acostado.
¿Cómo tratarlo?
- Evitar practicar ejercicio intenso antes de acostarse: El deporte genera endorfinas que pueden dificultar el conciliar el sueño de forma inmediata, por lo que no está recomendado a partir de las ocho de la tarde.
- Crea un ambiente relajado en tu habitación: La estancia debe estar acondicionada para facilitar el reposo. Es conveniente regular la intensidad de la luz y evitar la radio, la televisión u otros dispositivos que no contribuyan a crear un clima de relajación.
- Evitar objetos o factores que puedan despertarnos: Es aconsejable retirar del dormitorio los móviles, cerrar las ventanas para evitar los ruidos del exterior y bajar las persianas para que el exceso de luz no interrumpa el sueño.
- Establece rutinas positivas asociadas al sueño: Intentar ir a la cama siempre a la misma hora y después de una ducha con agua templada son hábitos saludables que ayudan a preparar la mente para el reposo.
- Asocia mentalmente cama y sueño: Es importante no utilizar el dormitorio como lugar de trabajo o para realizar actividades que no estén relacionadas con el descanso.
- Evita las comidas abundantes y el alcohol antes de dormir: Estos factores son el cóctel perfecto para tener problemas con el sueño. Además, ingerir líquido en abundancia antes de acostarse incrementa las ganas de orinar, necesidad que puede interrumpir el sueño.
- Come alimentos que faciliten el sueño: Los plátanos, los huevos o la leche “son alimentos ricos en triptófano que van a ayudar a conciliar el sueño”, asevera Sacristán.
- Plantas medicinales: Cuando el insomnio sea ocasional, la fitoterapia puede ser una solución. “La valeriana es tranquilizante e induce al sueño. La pasiflora ayuda a mantener el sueño, por lo que se recomienda a gente que se despierta a lo largo de la noche. La amapola de California también evita los despertares precoces”.