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Sonambulismo: El sonambulismo es una de las alteraciones del sueño más comunes en la niñez. No en vano, la mayoría de las personas han caminado dormidas al menos una vez. Desde ir por comida, hasta orinar o simplemente deambular por la casa, nuestro cuerpo pone en marcha acciones motoras mientras la conciencia se encuentra en las profundidades del sueño. 

¿Qué es el sonambulismo?

El sonambulismo es un trastorno que se produce cuando la persona afectada camina o realiza otra actividad estando dormida. El ciclo normal del sueño se compone de etapas que se desarrollan desde la somnolencia leve hasta el sueño profundo.

Los distintos ciclos del sueño se dividen entre no MOR (desincronizado) y MOR. El sonambulismo se da con mayor frecuencia durante el primer ciclo, el no MOR y en las primeras horas de sueño.

Caminar dormido es más común en niños que en adultos, puesto que a medida que se envejece el sueño disminuye. Por otra parte, el sonambulismo tiende a ser hereditario.

Sonambulismo

¿Por qué es más común en la niñez?

El sonambulismo es muy común en niños debido a que su sistema nervioso se encuentra en constante desarrollo y esto lo vuelve más sensible a las interferencias con el medio ambiente. Puede persistir en la adolescencia y, en ocasiones aunque es mucho menos frecuente, durante la vida adulta. Esto debido a que suelen ser problemas que tienden a corregirse por sí solos. Cuando el sonambulismo persiste de forma crónica en edades avanzadas, es necesario descartar otras patologías que podrían estar desencadenándolo, por ejemplo, la epilepsia.

Pronóstico de la enfermedad

El sonambulismo no es una enfermedad grave mientras el propio afectado no corra peligro o pueda suponer una amenaza para las personas de su entorno. Es una patología que acostumbra a disminuir con los años y no es indicio de un trastorno grave, aunque puede ser síntoma de otras enfermedades.

Será preciso consultar al especialista si el paciente presenta otros síntomas, sufre un sonambulismo frecuente o persistente y realiza actividades peligrosas como conducir mientras está dormido.

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Prevención como primer abordaje

En caso de que el cuadro de síntomas no coincida con la expresión típica del fenómeno, lo principal es descartar posibles alteraciones eléctricas del sistema nervioso. Esto se logra a través de estudios como el electroencefalograma o una polisomnografía. Una vez descartadas las posibles alteraciones, el siguiente paso es identificar los factores externos que están interfiriendo con el proceso madurativo del mecanismo del despertar.

Factores externos en el sonambulismo

La configuración natural de los mecanismos del sueño tiene como objetivo evitar el movimiento durante el descanso a través del bloqueo de los músculos que no son autónomos. Este proceso de conservación puede ser alterado por diversos factores externos, entre los principales componentes podemos encontrar:

  • Afectivos: Los episodios de sonambulismo pueden estar ligados a situaciones de estrés o alteraciones de la cotidianidad. 
  • Alimenticios: El excesivo consumo de productos y bebidas que excitan al sistema nervioso es un problema que puede suceder en todas las edades, pero que tiene un impacto especialmente dañino en niños y adolescentes.
  • Hábitos de sueño: Acostarse muy tarde y dormir durante el día son hábitos que contradicen los ritmos biológicos preestablecidos. 
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Síntomas del sonambulismo

Un paciente con sonambulismo puede actuar como si estuviera despierto cuando en realidad no lo está. Se puede levantar y caminar o realizar actividades complejas como mover muebles, ir al baño y vestirse. Algunas personas incluso pueden llegar a conducir un vehículo estando dormidas.

La duración del episodio de sonambulismo puede ser breve o puede durar hasta más de 30 minutos. Si no se perturba a un paciente con sonambulismo este puede volver a dormir con total normalidad, aunque puede que lo haga en un sitio diferente o inusual.

Los síntomas más comunes del sonambulismo son:

  • Confusión y desorientación al despertar
  • Comportamiento agresivo al ser despertado por otra persona
  • Expresión facial ausente
  • Abrir los ojos durante el sueño
  • No recordar lo sucedido al despertar
  • Realizar actividades durante el sueño
  • Hablar dormido y decir cosas sin sentido
  • Caminar durante el sueño
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¿Cómo abordar el sonambulismo?

Una vez que se descartan las posibles alteraciones fisiológicas y se confirma la presencia de un sonambulismo, el siguiente paso es plantear una estrategia de abordaje. El primer paso consta siempre de psicoeducación, tanto el niño como su familia deben entender las verdaderas causas del trastorno. Es fundamental que el paciente y su entorno entiendan por qué se produce el sonambulismo para que se comprometan con el abordaje terapéutico del mismo. Este último, consiste en el manejo de los factores externos que están interfiriendo en el sueño.

Principales líneas terapéuticas

Es posible plantear dos líneas de tratamiento que, lejos de ser excluyentes, deben ser tomadas en cuenta de manera conjunta. Estas son la modificación de hábitos y las estrategias de afrontamiento, veamos en qué consisten:

  • Modificación de hábitos: Se basa en la limitación de todos los factores externos que pueden estar interfiriendo. Se recomienda establecer horarios y rutinas de sueño bien marcadas, así como una limitada ingesta de líquidos durante la noche.
  • Estrategias de afrontamiento: Este abordaje se enfoca en cómo reaccionar durante los episodios, tanto en padres como niños. Los niños deben aprender a naturalizar el despertar fuera de su cama para reducir la ansiedad o miedo anticipatorio. 
Fuente: NeuroClass

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