Esta conducta podría ser difícil de detectar, y podría ser usada hacia sus propios hijos.
La interacción de la mujer psicópata con otras personas, es una paradoja. Ella necesita de ellos, y muy seguido ella empapará a ellos con exuberante afecto, pero también sentirá placer cuando los devalúa. Esta devaluación pareciera ser inusual y contradictoria, ya que ella aparenta que las personas le agradan. Pero este no es un afecto o conexión sincera. Es una consecuencia de su obsesión patológica consigo misma, y la forma en cómo usa a los otros para construirse una falsa percepción de su propio valor. Esto le ayuda a mostrarse a sí misma como víctima.
Algunas formas de devaluación psicopática
¿Cómo tendría que sentirse esta devaluación exactamente? Puede venir en diferentes formas, no siempre obvias. Podría ser tan inocuo como un desprecio consistente, ignorarte abiertamente, no llamarte de vuelta como lo había prometido, o hacer siempre llamadas cortas. Tú te sentirás decepcionado, pero ella se sentirá en control. Elevando la apuesta, la mujer psicópata podría devaluar al crear historias falsas acerca de ti y contárselas a otras personas, para desacreditarte y arruinar tu reputación. En el extremo, la devaluación podría ser tan severa que la mujer psicópata se siente justificada en el abuso que le realiza a la víctima.
La mujer psicópata y su uso del lugar de la víctima.
Cuando una mujer psicópata habla, en algún momento de la conversación la oirás decir como ella fue engañada o desfavorecida de alguna forma. Siempre con una mirada en sus ojos de “pobrecita de mi”. Este es el clásico lugar de la víctima. Ella busca tener gente alrededor y aparenta ser social, cómica, y algunas veces, servicial. Ella podría dirigirse a una audiencia con un parloteo alegre y un lenguaje superficial. Pero esto es solo el otro lado de su estrategia que tiene ella para animarse a devaluarte.
La mujer psicópata y la devaluación de sus propios hijos.
La devaluación de la mujer psicópata puede estar dañando seriamente a sus hijos. Ellos son objetos, sus posesiones, para que ella haga lo que quiera. Como resultado, ella suele ser negligente y tiene muy poco y nulo cuidado hacia ellos. Ella los utilizará a su antojo, los ignorará o abusará de ellos, los menospreciará, reprochará y devaluará. Si la mujer es reclusa, ella intentará mostrarse a sí misma como una buena madre hacia las personas que le pregunten y usará la separación de sus hijos para generar simpatía. Pero esto es un ardid. Investigación reciente concluye que ella tiene muy poco interés en sus hijos, un descubrimiento que coincide con la forma en cómo los devalúa.
La devaluación podría ser difícil de detectar o de admitir
Las víctimas de la mujer psicópata, no suele identificar cuando está siendo devaluada. Algunas pequeñas señales suelen ser ignoradas, debido al encanto y falta de sinceridad de la mujer psicópata. Por supuesto, ella siempre tiene la razón, nunca está equivocada. Aquellos que la retan serán castigados de alguna forma que solo ella sabe. Si la víctima comienza a sospechar de sus motivos, la psicópata será rápida para hacer juramentos “por su madre muerta” de que ella no tenía intenciones de lastimar. Tan convincente como ella pueda sonar, lo que la víctima no sabe es que la mujer psicópata odiaba a su madre muerta, así que sus promesas no significan nada.
El estar siendo siempre devaluado, cuando la víctima ya no sirve a las necesidades de la psicópata, la víctima podrá ser desechada. Esto dejará a la víctima con sentimientos confusos que no suelen ser identificados o explicados. Estas pequeñas pistas pueden no ser vistas, ya que la víctima se niega a culpar a la persona encantadora detrás de las devaluaciones. Ella casi siempre está dispuesta a burlarse de su víctima una y otra vez. Pero cuidado, esto me recuerda una advertencia que un estimado investigador de la psicopatía, J. Reid Meloy, me hizo hace algunos años_ “La mujer psicópata camina entre nosotros. Ella podría tener el canto de un pájaro, pero te picará como un alacrán”.
Winifred Rule
The Female Psychopath’s Use of Devaluation | Psychology Today