Las decepciones no tienen que detenerte. Ellas podrían incluso mejorarte.
El significado que tú le das a la decepción, afecta el cómo te sientes al respecto.
Rehusarse a globalizar o personalizar la decepción, te podría ayudar a recuperarte
La decepción no es mala en sí mismo. La oportunidad y el crecimiento pueden llegar por experiencias decepcionantes.
Todos nosotros tenemos sueños que algunas veces son rotos. Talvez una llamada de celular que nunca recibes de una entrevista de tu trabajo ideal. La persona que nunca se propuso. La chica linda que te ignoró. Que se aparezca alguien que ofrezca más por la casa perfecta para ti, que encontraste después de una búsqueda de seis meses. Eventos como estos tienen el poder de enviarte hacia un espiral emocional negativo que puede durar por días o semanas. Y si se juntan muchas decepciones, algunas personas podrían renunciar a sus sueños totalmente.
¿Por qué es la decepción una emoción tan poderosamente negativa que la gente podría hasta sacrificar sus propias esperanzas?
La respuesta reside en el significado que tú le das a la decepción. Cuando en la realidad no estamos recibiendo lo que nosotros quisiéramos, no es fácil para nadie. Sin embargo, la intensidad con la que sientes esa emoción de decepción, podría ser exponencialmente magnificada cuando la interpretas. El significado que tú le das puede variar ampliamente. Depende en cómo lo has tomado, la decepción puede ser devastadora o una oportunidad para algo mejor.
FORMAS PARA REDEFINIR LA DECEPCIÓN
Aquí se presentan cuatro formas para revisar y redefinir lo que es la decepción en realidad.
- No globalices la decepción
Si globalizas la decepción en una situación hacia tu vida entera, entonces la decepción va a causar una enorme cantidad de dolor. Globalizar suena más a esto: Si no obtengo lo que yo quiero en esta ocasión, significa que nunca tendré lo que yo quiero. Si una relación que tú tienes no está funcionando y tú crees que nunca podrás tener una relación tan magnifica como la que acabas de perder, y tú tendrás que sufrir solo y miserablemente por el resto de tu vida, entonces la decepción de esa relación que no funciona, se va a vivir monumental.
En lugar de eso, recuerda que el que no haya funcionado en esta ocasión, no significa que el futuro no será diferente. Mientras que a algunas personas dicen que el pasado es el mejor predictor del futuro, la realidad es que el futuro está fuertemente influenciado por lo que decidas hacer después. Si tú decides que debido a que tu relación pasada no funcionó, nunca tendrás otra cita amorosa por el resto de tu vida, entonces estarías dejando que tu pasado te limitara. Pero eso es algo que tú puedes controlar. Tú eres la única persona que decide qué acciones tomarás en el futuro.
2. No personalices la decepción.
Otra forma común de hacer que la decepción se sienta aún con más intensidad de la que se merece, sucede cuando personalizamos la decepción. La personalización suena de la siguiente forma: Si no obtengo lo que yo quiero, significa que no soy suficiente y que no me lo merezco. Cuando personalizamos de forma exagerada la decepción, entonces lo presentas como vinculado a quien tú eres como persona, y no tomas en cuenta todos los diversos factores situacionales que no tenían nada que ver contigo.
Si tu solicitas un trabajo, pero no te llaman para la entrevista, lo más seguro es que haya habido muchos solicitantes calificados para el puesto, o tal vez ya tenían a alguien pensado para contratarlo, tal vez incluso antes de que el puesto se anunciara. SI la relación en la que tú estabas no funciona, es posible que la otra persona tuviera conflictos ante el compromiso o que aún no superaba una relación anterior. El punto aquí es que siempre hay factores situacionales que influyen en todo evento.
Adicionalmente, ya sea que una situación funcione o no de la forma en cómo tú quieres, no dice nada de tu valor en ese momento o en el futuro. Mientras que puede haber cosas que tu hiciste que influenciaron en la situación de una forma u otra, lo que es importante tener en cuenta es que fue solo un evento, y los eventos son lo que nosotros experimentamos, no lo que nosotros somos.
- No etiquetes a esa decepción como “mala”.
Muchas personas asumen automáticamente que si algo que ellos no quieren les ocurre, es algo “malo” que sucede, mismo que llevará a un escenario peor al final del camino. Si tú no obtienes el trabajo que buscabas podría llegar a pensar que nunca nadie te contratará y estarás condenado a vivir con tus padres para siempre. Pensar esto inevitablemente te hará sentirte terrible.
Situaciones decepcionantes suelen tener el potencial de abrirle la puerta a nuevos eventos en nuestras vidas que sí queremos. Si tú pierdes tu vuelo, podrías terminar conociendo al amor de tu vida en un vuelo diferente. Si tú pierdes tu trabajo y estás obligado a mudarte a una nueva ciudad, tú podrías llegar a conocer un nuevo grupo fantástico de amigos, o encontrar la casa de tus sueños. Tú nunca sabrás lo que se vendrá después de cada situación, así que más que asumir una situación decepcionante como mala, practica en su lugar el decirte a ti mismo: “Yo no elegí esto, pero veamos qué nos trae”.
- Aprende de las decepciones.
El éxito suele construirse sobre el fracaso. Alguno de las personas más exitosas en el mundo, no lo fueron sino hasta que se encontraron primero con múltiples decepciones y fracasos.
Michael Jordan inicialmente no entró en el equipo de basquetbol de su escuela.
Steven Spielberg fue rechazado de la escuela de cine de la Universidad del Sur de California en tres ocasiones.
Los Beatles fueron rechazados en tres compañías disqueras antes de que alguien les firmara.
El libro “Caldo de pollo para el alma” fue rechazado en 123 ocasiones por los editores. La serie ha vendido más de 80 millones de copias.
Hay miles de historias más como éstas.
Lo que ayudó a estar personas a ser exitosas, fue que no permitieron que la decepción del rechazo les impidiera seguir insistiendo, y mucho más importante, ellos aprendieron de cada intento, cómo mejorar y qué podrían hacer diferente la siguiente vez.
Algunas veces no estamos listos para lo que realmente queremos, pero el proceso de intentarlo puede ayudar a que estés listos si te lo permites. Si tú no asumes las decepciones como obstáculos, sino más como oportunidades para aprender, tú te estás dando fuerzas para crecer.