Niñez con TOC. 4 cosas que desearía que los adultos alrededor de mi supieran.

Consejos para ayudarte a que apoyes mejor a los niños con un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

TOC no se trata únicamente de simetría y rigidez

No “hacemos todos eso a veces”, y no “Es solo una fase”.

TOC requiere tratamiento clínico, no consolación o colaboración.

Visibilidad no equivale a gravedad

Una de las cosas que más me preguntan en torno al TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) es qué edad tenía cuando comencé a desarrollarlo. La verdad es, que no estoy segura. Una plaga de obsesiones y compulsiones vive en mis más tempranas memorias, hasta el grado de que en algún momento pensé que todos pensaban de la misma forma. Por ello tal vez les sea sorpresivo, que no recibí un diagnóstico sino hasta los 16 años.

El asunto es, crecer con TOC puede ser solitario y muy aterrador, pero lo que lo hace más difícil es cuando hay adultos alrededor de ti y no saben cómo apoyar. En este espíritu, aquí hay cuatro cosas que me hubiera gustado que los adultos en mi vida supieran sobre el TOC cuando yo era un niña:

TOC no solo tiene que ver con la simetría y la rigidez

El TOC es una enfermedad mental compleja que solía ser mal entendida. En parte porque se presenta de múltiples formas. Cuando alguien tiene TOC, experimentan obsesión (indeseada, intrusiva, y suele traer pensamientos, imágenes o urgencias estresantes), seguido por el sentimiento de que ellos necesitan realizar una compulsión (una acción, ya sea física o mental, que “neutralizan” a una obsesión). Los estereotipos alrededor del desorden, han significado que tanto el público en general y los clínicos suelen no comprender que las obsesiones y compulsiones, se pueden centrar en casi nada. Siendo niño, yo tendría pensamientos estresantes intrusivo, tal como el querer que un miembro de la familia muera, y tener compulsiones mentales, como lo es el repetir frases especiales para que esto deje de pasar. Pero no he tenido adultos como pacientes, que acepten y reconozcan esto como TOC.

Nosotros no “hacemos eso a veces” y no es “solo una fase”.

Cuando intenté hablar con adultos sobre mis pensamientos y preocupaciones intrusivas, solía tener la respuesta de “todos tenemos esos pensamientos en algún momento”. En un sentido, es verdad, la mayoría de la gente acepta que ha tenido pensamientos bizarros o imágenes en sus mentes de tiempo en tiempo, tales como: “¿Qué sucedería si aviento a esa persona a las vías del tren?” o “¿Qué sucedería si comienzo a gritar groserías en la Iglesia y no me puedo controlar?”. La diferencia es que no todos se obsesionan con esos pensamientos. La mayoría de la gente reconoce que los pensamientos, por más aleatorios y ego-distónicos (que no representan sus valores o creencias), y simplemente rechazarlos. Para la persona con TOC, como sea, estos pensamientos pueden convertirse en una enfermedad mental severa que te consuma totalmente.

TOC requiere de tratamiento clínico, no consuelo o colaboración

Cuando tu pequeño está preocupado sobre algo, puede ser algo muy doloroso de ver. Muchos padres intentan instintivamente y repetidamente apaciguar a sus hijos sobre lo que sea que se están preocupando y que no va a suceder. Y algunas veces toman el papel de hacer las compulsiones de los niños (por ejemplo “yo seré el que revise diez veces que no hay nada bajo la cama, para que tú no lo hagas”).

Pero realizar las compulsiones para mí no me ayuda tanto como tú crees. El problema es que, mientras las compulsiones (realizadas por nosotros o nuestros cuidadores) y los consuelos brindan una cantidad inmediata de alivio, ellos perpetúan un ciclo tóxico de sentir de que siempre necesitamos responder a la ansiedad, manteniéndonos atorados en un estado de miedo constante. La clave para trabajar con TOC es comenzar con el reto de contenido obsesivo. Así que, mientras suele surgir de un lugar de amor, coludirte con una persona joven con TOC puede crear un ciclo poco cooperador.

Visibilidad no equivale a severidad

Poco después de haber recibido mi diagnóstico, un profesor en el que confiaba intentó reasegurarme de que estaría bien debido a que conocía a un estudiante en su escuela previa, ¡que tenía TOC que era “mucho peor que el tuyo-y ¡ella pudo lograr estar mejor!”. Ella prologó describiendo a una estudiante con obsesiones centradas en la contaminación, al grado de colocar papel periódico en los asientos, para evitar contacto directo, y vestía grandes guantes de latex todo el tiempo. Yo sé que mi profesor quería confortarme, pero su comentario se sintió anulatorio. Aquí estaba yo, lidiando con una enfermedad mental que era tan doloroso que ya no quería seguir existiendo, pero de acuerdo con ella, alguien más la vivió peor.

Es importante recordar que la severidad de una enfermedad mental para alguien, no podría y no debería medirse basándose únicamente en cómo la visibilidad se te presenta ante ti. Muchos de nosotros estamos peleando batallas en nuestras cabezas que no podrían ni siquiera imaginarte. Lo que nosotros necesitamos es compasión y la voluntad de escuchar y aprender de nuestras experiencias

Lily Bailey.

Fuente original: https://www.psychologytoday.com/us/blog/because-we-are-bad/202206/childhood-ocd-4-things-i-wish-the-adults-around-me-knew

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