Las conversaciones con gente que no conoces pueden darte un gran aprendizaje.
El aprender información novedosa es, para mucha gente, una de las grandes joyas de la vida y la conversación con otras personas -especialmente aquellas que no conocemos bien- está entre las formas más efectivas de obtener nuevo conocimiento en la vida diaria. Pero un malentendido común podría detenernos de aprender de la gente que está a nuestro alrededor, de acuerdo a una nueva investigación, a menos de que tomemos medidas para superarlo.
Los participantes en el estudio se comprometieron en breves conversaciones con gente que no conocían previamente, prediciendo qué tanto ellos y sus compañeros de conversación aprendieron. Se encontró que las conversaciones con extraños fueron sorprendentemente informativas, y los participantes desestimaron consistentemente cuando podrían aprender de extraños.
Su error de juicio no pareció venir de una creencia de que los extraños no tienen mucho conocimiento para compartir. En efecto, los participantes generalmente predicen que ellos aprenderían más de su compañero de conversación que viceversa. Tampoco tiene su raíz en la falta de motivación. Incluso participantes que fueron explícitamente instruidos para tratar de aprender lo más posible, llegaron a superar sus propias expectativas.
En lugar de ello, ese fallo de cálculo parece ser debido a la incertidumbre inherente a las conversaciones casuales con extraños. Debido a que ellos suelen ser no concluyentes, de acuerdo a las notas del estudioso autor Stav Atir, un asistente de profesor de la Wisconsin School of Business. Es difícil para nosotros imaginarnos cómo podría desarrollarse.
La base del conocimiento de un extraño es opaca. “en abstracto, estamos conscientes de que [los extraños] tienen un conocimiento valioso”, dice Atir. Pero lo que exactamente es o lo que parece ser que sucede de forma orgánica, es incierto. “Cuando las personas no saben qué es lo que aprenderán, ellos subestiman lo mucho que aprenderán.”
Investigación previa ha encontrado que nosotros también subestimamos qué tanto disfrutarán una conversación y qué tanto el hablar con extraños puede disparar nuestros sentimientos de conexión. Esto puede ser debido a que tenemos relativamente poca experiencia para dibujarlo. Atir especula: “¿Cuándo fue la última vez que comenzaste una conversación con alguien que no conocías? Esas creencias mal calculadas pueden ser pegajosas, ella dice, pero “pueden ser superadas con suficiente experiencia”.
La solución entonces es simple: practica, practica, practica. “Mientras más hables con otros, eventualmente calibrarás mejor tus creencias sobre los beneficios de una conversación”, dice Atir. La siguiente ocasión que estés en un autobús o en la fila de la farmacia, podría ser tentador quedarte callado, pero “Anímate y háblale a la gente” ella recomienda. Podrías aprender algo.
