Pongámonos serios en torno a la Religión

Regresando a “El porvenir de una ilusión” de Freud.

Una investigación muestra que las creencias religiosas globales como la vida después e la muerte, permanecen profundamente enraizadas.

Sigmund Freud se equivocó sobre el futuro de la religión, pero sí propuso buenas preguntas al respecto.

Mientras más cosas cambien con la religión, la vida religiosa se mantiene igual.

Sigmund Freud se debería de estar revolcando en su tumba si él viera el reporte realizado por el Pew Research Center, Believing in Spirits and Life After Death Is Common Around the World.” (Creer en espíritus y la vida después de la muerte es común alrededor del mundo). Pero Freud es solo una pila de huesos y no tiene alguna reacción al respecto.

Podemos mantener el espíritu de Freud vivo, al recalcar lo equivocado que estaba sobre el futuro de la religión, asumiendo delirantemente que la gente recuperaría la razón y pensaría de forma seria, racional y científica, acerca de la vida humana.

El pensó de forma equivocada que la civilización humana maduraría, crecería y abandonaría las formas de pensar infantiles.

El reporte afirma lo que muchos ya saben en sus entrañas: La gente necesita la religión, o talvez de forma más exacta, aunque ambigua, necesitan religiosidad en sus vidas. Esta es una característica, no una etapa de desarrollo, en la historia del ser humano.

El análisis de la encuesta de Pew es compleja y comparativa, ampliando y profundizando en nuestro entendimiento sobe algunos aspectos del panorama contemporáneo global religioso.

Una de las sensibilidades religiosas más comunes compartidas por muchos adultos alrededor del mundo, incluyen nociones de fuerzas espirituales que pueden ser encontradas en la naturaleza y en animales.

Que la vida continua después de la muerte y que los ancestros pueden impactar en los vivos. Y que Dios o algo de alguna forma espiritual existe.

Estas actitudes modernas no son nuevas ni producto de tendencias sociales actuales. Todos esos puntos de referencia con los que se identifica a la religiosidad son firmemente incrustados en la historia del ser humano y a lo largo de las culturas antiguas globales.

Estas especificaciones podrían variar y cambiar, pero las realidades empíricas que siguen inspirando a las orientaciones religiosas -muerte, sufrimiento, éxtasis y comunión, enfermedad y sanación- se mantienen igual con el paso del tiempo. Se mantienen atadas a un cuerpo por un tiempo relativamente corto.

A pesar de la etiqueta usada, ya sea espiritual, religioso o religión, la dependencia humana en Dios, hechizos, ancestros, oraciones, espíritus, vida después de la muerte, y otros recursos no materiales de apariencia irracional, para enfrentar la vida son extendidas globalmente, vitales socialmente y significativamente efectivas en el siglo XXI.

Tu podrías decir, en otras palabras, que mientras más cosas cambien con la religión, más se mantiene la vida religiosa.

Freud es el padre del psicoanálisis y de una de las escuelas más influyentes en psicología, la cual enfatiza a la sexualidad, el desarrollo temprano del infante y la terapia del habla, entre otros temas.

Ámalo u ódialo, o incluso si no sabes nada de él, su huella en cómo pensamos y hablamos sobre aspectos psicológicos, ha sido enorme.

Pero sus comentarios en torno a la religión, están ligados, sin duda, a sus propias experiencias personales y a los grandes cambios en la historia intelectual europea en torno a la religión que se quedaron sin argumentos.

Aun cuando los poderes de vaticinio de Freud han disminuido después de un siglo, sus poderes analíticos exploraron la psique del ser humano son bastante provocativos y aún estimulantes.

Para Freud, lo elementos centrales de la vida religiosa, incluyen la creencia de la vida después de la muerte y la necesidad de protección ante las fuerzas naturales los cuales son deseos que nos acompañan desde la infancia hasta la adultez.

La religión es una ilusión, en la fórmula freudiana, una forma de satisfacción del deseo que ha detenido a la evolución humana como una forma de controlar nuestros deseos existenciales de miedo, desesperanza y la búsqueda de un sentido de seguridad en un cosmos indiferente.

Las ilusiones basadas en deseos, no son necesariamente falsas. Como Freud señala, una niña pobre puede soñar que un príncipe y cargarla en sus brazos. Aún cuando ese sueño es muy poco probable que ocurra, sí podría suceder. Lo mismo con la ilusión del alquimista que se ilusiona que transmutará metales a oro. O que un mesías vendrá a iniciar una nueva era cósmica (todos ejemplos freudianos). La religión está en el negocio de convencerte de que tus deseos más profundos -la vida después de la muerte, la justicia en el universo, la protección supernatural de las fuerzas naturales- serán satisfechos.

Freud podría ser muy reduccionista en su análisis de la religión, apoyándose mucho en la teoría evolucionista para explicar y categorizar las etapas de la civilización humana. Y en el dogma conceptual psicoanalítico limitado para construir la noción más poderosa de las figuras paternas y de los niños indefensos cargados de libido. Muchos de sus escritos son intelectualmente entretenidos, incluso cuando son equivocados. Pero como suele ser con los intelectuales significativos, algunas ideas son muy difíciles de negar.

Gary Laderman Ph.D.

https://www.psychologytoday.com/us/blog/religiousness/202505/lets-get-real-about-religion

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