¿Qué se requiere para conectar con la gente?

La conexión social es la llave para el florecimiento humano. Esto es especialmente verdad en un lugar de trabajo, donde mucha gente pasa una significativa cantidad de tiempo.

El distanciamiento social nos ha llevado a una prevalencia del aumento de problemas en la salud mental, resaltando la necesidad de fomentar conexiones incluso desde la lejanía.

La buena relación que exista con el supervisor del empleado, es una de las formas más poderosas de promover la conexión social en el lugar de trabajo.

El honrar la experiencia que tiene cada uno, respecto a la diferencia de perspectivas y tratar al otro con empatía, puede ayudar a construir buenas relaciones y conexión.

Todos anhelamos el darle significado a nuestras vidas, independientemente de nuestro estatus social, esto debido a que es el cerebro el órgano de la humanidad. Nosotros anhelamos la conexión humana.

La pandemia del COVID-19 nos ha demostrado lo que la ciencia nos ha dicho por siglos sobre la motivación humana, que existe para que coexistamos en grupos. El aislamiento social requerido, nos ha desafiado durante esta pandemia, debido a la incertidumbre de cuándo terminará esto y regresaremos a nuestras condiciones normales de visitarnos, viajar libremente, y trabajar con cercanía física. Con este fenómeno, las preocupaciones en torno a la salud mental se dispararon a números record en los lugares de trabajo.

El lugar de trabajo es donde pasamos la mayoría de nuestro tiempo fuera de nuestras casas familiares. Si existe un lugar en el que la gente aprende a interactuar en un ambiente sano, el lugar de trabajo lo debería de ser. Es fundamental para el liderazgo empresarial, el considerar la importancia de humanizar los ambientes laborales. Ha sido demostrado que la relación entre el supervisor y los empleados, mejora la alegría de los empleados y otros ámbitos.

Aquí se presentan tres formas prácticas para promover las conexiones positivas entre las personas al interior de un espacio laboral.

Reconoce la experiencia que cada uno tiene.

Las personas tienen el derecho a sus propias experiencias. Si nosotros tratamos de ignorar o subestimar las experiencias de las otras personas –por ejemplo, cuando el miembro de un equipo comparte su preocupación sobre algunas demandas laborales, pero el supervisor ignora esta preocupación y los culpa a ellos por trabajar lentamente- terminamos invalidando la realidad de cada uno. En un estudio que se realizó de forma reciente, los participantes percibieron a la naturaleza de sus tareas de trabajo, como la principal razón por la cual la gente dejó a la compañía. Con esta retroalimentación, el liderazgo de la compañía debería de considerar las preocupaciones de sus empleados e involucrarlos, para que compartan ideas que pudieran hacer sus tareas laborales más significativas. Como todos sabemos, no podemos controlar lo que las personas piensen de nosotros, pero sí podemos  controlar el cómo respondemos a ello.

Respetar las perspectivas de cada quien.

El hecho de que las personas no siempre estén de acuerdo en nuestros puntos de vista, no significa que estén en contra de nosotros. Es posible que nuestras experiencias vividas le den una forma al cómo nosotros interpretamos ciertos eventos.  Para humanizar la discusión desde diferentes puntos de vista, es razonable el darle a cada punto de vista un par de oídos que escuchen. Algunas veces, tomar una opinión prematura durante una discusión, puede generar una barrera; por ejemplo, en lugar de ofrecer un consejo no solicitado acerca de cómo realizar un proyecto, mejor invita a tu compañero de trabajo a compartir sus planes. Al ser receptivo de aprender de otros, nosotros podríamos aprender algo. Después, cuando haya una diferencia de opinión, en lugar de estar a la defensiva, es más fácil enfocarte en el trabajo que se tiene que hacer, y considerar el punto de vista de todos y salir de ahí con un acuerdo mutuo.

Trata al otro de la forma en cómo te gustaría a ti que te trataran.

Usualmente, el darle a la otra persona el beneficio de la duda y tomar una postura de apoyo, es mejor que ofrecer nuestra crítica. Incluso cuando tratamos de ser útiles, es fácil atravesarse en algo que otra persona está realizando y que parece que está teniendo un momento difícil. El ejercitar nuestra amabilidad, paciencia y empatía, hace más fácil el poder de una manera honesta unirse a la otra persona como un aliado, no como una amenaza. Por ejemplo, en lugar de que el supervisor esté criticando a un miembro del equipo por cometer errores, el supervisor podría tener una conversación con el trabajador y descubrir qué piensa el trabajador sobre cuál es su aportación a la inconsistencia del trabajo, y aporten ideas de cómo se podrían hacer mejoras.

La conexión humana comienza cuando reconocemos la existencia del otro, mientras que buscamos de forma general, la validación de nuestros pares. Nuestro intento de ignorar nuestros puntos de vista, genera un espacio lleno de malentendidos. Así que, si queremos reconocer nuestra humanidad compartida, deberíamos de reconocer la experiencia que cada uno tiene. También deberíamos de respetar la perspectiva de cada uno de nosotros, debido a que nuestros puntos de vista son tan importantes como los de nuestros opositores, así que deberíamos respetarlos hasta que lleguemos a un acuerdo mutuo.

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Por último, el tratar al otro de la misma forma en cómo nos gustaría ser nosotros tratados, es la meta final. Nosotros no seremos capaces de hacerlo, mientras que sigamos ocupados protegiendo nuestra postura, y socavando los puntos de vista de otros. Con el objetivo de humanizar nuestra existencia, debemos de desear estar abiertos a la nueva información.

J. Ibeh Agbanyim, Ph.D., is an industrial-organizational psychology practitioner and the author of The Five Principles of Collaboration.