Una dieta mediterránea inflada con polifenoles pudiera dilatar el envejecimiento del cerebro.
La probabilidad de que un norteamericano llegue a centenario es ahora el doble de posible de lo que era hace dos décadas. Los números siguen siendo pequeños -alrededor de 90,000 en 2020, hasta 50,000 en 2000- pero ellos están definitivamente en una trayectoria en ascenso. El crédito, por lo menos en parte, una creciente consciencia sobre los factores de riesgo de enfermedad-siendo el fumar el más notorio- especialmente cardiovascular, sigue siendo la causa de muerte más común (33%) entre los más adultos.
La prevalencia de la demencia senil está declinando entre los norteamericanos también. Y aparentemente por la misma razón la educación ha promovido consciencia en las personas para proteger su salud. Pero antes de que abras la champaña, considera una estadística compartida por la Asociación del Alzheimer: uno de cada tres adultos aún muere de causas relacionadas con demencia.
La edad, por supuesto, es el factor de mayor riesgo para las condiciones neurodegenerativas. El cerebro normalmente se encoje con la edad, comenzando en la mediana edad y ahí ya hay cambios en todo nivel, desde las moléculas hasta la memoria: pérdida de neuronas, contracción de las dendritas, reducción de la plasticidad cerebral y degeneración de la vaina de mielina que cubre a los axones (que juntos conforman la materia blanca del cerebro), interrumpiendo la transmisión de las señales nerviosas. El declive comienza en la corteza frontal críticamente cognitiva -última en madurar y la primera en irse-, pero se da cuerda hasta ser la más pronunciada de la corteza, el movimiento necesario del cerebelo y el hipocampo, el centro de aprendizaje del cerebro y donde se almacena la memoria.
Pero no todos sucumben. El estudio centenario de Nueva Inglaterra sugiere que hay escapistas, que no tienen enfermedad detectada clínicamente e ningún tipo a los 100 años, y los tardíos, quienes no muestras señales de alguna enfermedad vinculada con la edad hasta que llegan a los 80 años o más. Para estos suertudos se cree, que la morbilidad llega bajo presión justo al final del ciclo de la vida.
Una de las características más notables del cerebro es su uso tan intenso de energía. Aunque se refiere solo al 2 por ciento del peso corporal, es tan activo metabólicamente que quema 20% del combustible del cuerpo.
Una gran cantidad de evidencia sugiere que el declive cognitivo, incluyendo la enfermedad de Alzheimer, podría ser un desorden metabólico, una alteración en las operaciones dirigidas por el cerebro. Este proceso pierde eficiencia con la edad y está inherentemente influenciado por lo que comemos. Los cambios más tempranos causados por el Alzheimer son aquellos afectando a la glucosa, el principal alimento del cerebro, de acuerdo a los descubrimientos hechos.
Ese intenso caldero metabólico que es el cerebro arroja altos radicales libres inestables de oxígeno que dañan los mecanismos de las células y sus membranas protectoras, los efectos acumulativos que van apareciendo como funciones más lentas y problemas de memoria. Una defensa vigorosa antioxidante es una forma esencial de respaldar al cerebro contra la neurodegeneración.
Esto probablemente explique por qué los estudios vinculan la dieta del Mediterráneo a la longevidad en general y para la protección de la demencia específicamente -bajos índices de atrofia en el cerebro, reducción de índices de enfermedad de Alzheimer y mejorar la función cognitiva. Comparado con la dieta estándar de occidente, la dieta del Mediterráneo presenta menos carne, especialmente menos carne roja y procesada y beneficia al pescado; unos pocos carbohidratos simples; mejores cantidades de grasas monosaturadas; bastante aceite de oliva y más alimentos basados en plantas, no solo frutas y vegetales, sino granos enteros y nueces.
El cambio a alimentos basados en plantas asegura que un suplemento estable de agentes es posible para desarmar a los radicales libres, estimula el remover cualquier biomolécula dañada antes de que se apelmacen en operaciones celulares y mantener el funcionamiento del cerebro. Frutas y vegetales son naturalmente ricos en sustancias que actúan como antioxidantes, notablemente polifenoles. Miles de ellos son producidos en las plantas para limitar el daño hecho por condiciones ambientales adversas, desde una tierra pobre y secas hasta exceso de sol e infestación de plagas.
Consumidas por humanos, los polifenoles basados en plantas pueden cruzar la barrera de sangre-cerebro, reduce el estrés oxidativo y alivia la inflamación. También pueden incrementar el flujo de sangre cerebral, induce la neurogénesis y la plasticidad en el hipocampo y mantenimiento de la integridad de la materia blanca.
Tan buena como la dieta mediterránea ¿se podría amplificar sus efectos? Un equipo de investigadores de Harvard, la Universidad de Leipzig en Alemania y la Universidad Ben Gurion, dirigida por Iris Shai de Israel, han modificado la dieta estándar del Mediterráneo al casi triplicar la cantidad de polifenoles, creando así la dieta Mediterránea verde.
En un estudio de 284 personas, todos con obesidad abdominal, el equipo asignó aleatoriamente a los participantes a seguir las directrices de la dieta saludable, la dieta estándar Mediterránea o la dieta verde Mediterránea por 18 meses. Los participantes fueron de edad mediana, en promedio 50 a{os -justo cuando la atrofia en el cerebro se acelera. Y todos se comprometieron a niveles similares de actividad física, provista en el sitio.
Los investigadores encontraron que la dieta verde del Mediterráneo atenuó significativamente la atrofia del cerebro, específicamente la pérdida del hipocampo, al medirlo con el MRI. El efecto fue correlacionado con otras mejoras -mejoró el control de glucosa en la sangre y la sensibilidad a la insulina, perdida de peso y disminución de la presión sanguínea. La integridad de la materia blanca mejoró también.
Ambos grupos de la dieta mediterránea consumieron 28 gramos de nueces, que les proveen de 440 mg7día de polifenoles. Lo que distingue a la dieta verde Mediterránea es mayor provisión de 1,240 mg7dia de polifenoles: de tres a cuatro tazas al día de te verde, rico en epigalocatequina galato; y 100 gramos de lenteja de agua, una planta acuática tradicionalmente consumida en el sureste asiático. Crece alrededor del mundo en aguas tranquilas y los patos y gansos usualmente se alimentan con ellas. Contienen no solo 200 polifenoles (entre ellos kaempferol, quercetin y catechin) pero, inusual para una planta, proteína completa con los nueve aminoácidos esenciales. También es rica en fibra, vitamina B y minerales.
El estudio incorporo una cepa de lenteja de agua llamada mankai, especialmente desarrollada para ser rica en proteína. Los participantes tomaron un licuado de lenteja de agua verde todos los días. La planta permite que la dieta verde Mediterránea se distinga por lo que no tiene -carne roja y procesada- más que lo que incluye. Mientras menos carne roja consuman los participantes, la menor cantidad de atrofia cerebral que tendría.
Los investigadores creen que el polifenol a largo plazo, mejora los efectos y su potencia en un estilo de vida saludable (actividad física y la dieta Mediterránea). Ellos la juzgaron como “una estrategia poderosa para parar o revertir su progreso” del declive tanto cognitivo como cardio metabólico.
Los polifenoles son especialmente abundantes en la cocoa, moras y especias tales como el clavo, y también como el vino tinto, las aceitunas negras y el té verde. También están ampliamente disponibles como suplementos.
Datos de demencia
– En 2021, alrededor de 6.2 millones de adultos en Estados Unidos de 65 años o más, tienen demencia.
– Entre los hombres, la demencia prevalece en un 7%, entre mujeres 9.7%
– La atrofia del cerebro vinculada con la edad es más pronunciada en hombres que en mujeres y comienza más temprano
– La atrofia en el hipocampo se acelera alrededor de los 55
– La atrofia del hipocampo comienza años antes de que comiencen a verse las manifestaciones del declive cognitivo.
– La velocidad del procesamiento mental es una de las habilidades cognitivas que declinan.
– La actividad física es neuro productiva debido a que es un estimulante cognitivo, requiere multitareas, navegación y memoria espacial.
– Mientras que los índices de demencia vinculada con la edad estás disminuyendo en los Estados Unidos, los índices del inicio temprano de demencia (antes de los 65 años) está aumentando.
Original: Hara Estroff Marano